Se abrieron desde el liceo y el pueblo ventanas insospechadas propias del mundo “civilizado”, aunque la vida anterior no era la barbarie predominaba un ambiente social rural, áspero, con una idiosincrasia propia de la geopolítica y el atrás y muy atrás en la historia y conformación del país. Territorio de mi narrativa hasta hoy.
Con la proyección que da el tiempo, siento que en el pueblo, en aquella época, se daba una matriz cultural madura, con múltiples aristas, por la capacidad de crear un humus cultural impensado. Parte de ese relato que faltaba al colectivo, esta visualización lo reconoce como génesis de dos vocaciones que he sentido vitales: la docencia, y el escribir dando contenidos y si fueran artísticos mejor. Ese universo como una base también ha sido siempre un territorio presente
Asociación de estudiantes (AELA)
La mejor manera de “entrar” en el pueblo, sin saberlo – lo entendí después- fue integrando la Asociación de estudiantes del Liceo Artigas AELA. El liceo en aquel tiempo, mientras fue simplemente popular se le llamó Artigas. Oficializado quedó hasta hoy sin nombre.
La Asociación tenía una vida muy dinámica ¿cuánta energía en su diversidad de temas, me contagió?: Se conformaba con representantes de las distintas clases elegidos desde el comienzo de los cursos. Realizaba actos; publicaba el periódico Hacia la Luz; trabajaba durante un tiempo prolongado para montar una representación teatral en el año; se relacionaba con otras instituciones; llamaba a concurso de cuentos; y finalizaba el año con un paseo estudiantil.
Además, sin saberlo, en aquellos años y allí se estaba estatuyendo la Federación de Estudiante del Interior (FEI). En esa labor estaba dedicado su presidente José Diaz, que luego sería elegido Secretario General de la FEI.y delegado ante la FEUU. Desde ese entonces aparecía como uno de los ungidos por”el óleo de Samuel” al decir de Perón para caracterizar a aquellos que entregan su vida a una causa.
Acción gremial
Nacimos a la lucha gremial por una causa solidaria y americana. Vendría al Uruguay el dictador de Paraguay, Federico Chaves, “sanguinario”, y había matado a estudiantes. Aunque sabíamos poco y nada del “déspota” paraguayo, FEUU paraba un día de su llegada.
Estábamos en la organización: reunidos tomamos la decisión de adherirnos al paro. Cada delegado se encargó de visitar en la tarde a los integrantes de su grupo. Al otro día desde las 7 y 30, los delegados hicimos guardia en determinados puntos: los dos mas nuevos, Tano y yo, en al esquina de bulevar Artigas y la calle del liceo, mientras que en la esquina de la calle Rivera José y en la puerta del liceo el Nene. Pudimos convencer alguno y José a otros un poco más grandes, pero vino el grueso de estudiantes por el centro de la plaza derecho a la puerta del liceo. El Nene quizá no tan elocuente pero como era un “turco” grande y de 4º, defendía el punto más vulnerable. Lo vimos parlamentar con cierta eficacia, dominaba el borbollón, pero salió a la puerta Isabel Artus, la directora. Habló más fuerte.
Zas, todos para adentro incluso nuestro “hombre” de la puerta.
La afirmación del liceo lo había tomado en serio.
Isabel, era una persona de armas tomar, propia para aquel momento de la institución. Luego de haber trabajado honorariamente por dos años, ya oficializado salían los primeros egresados y cuidaba su progresión. Sentido de gestión como para prescindir de profesores faltos de nivel de conocimientos y buscar piezas fundamentales que eran los docentes que teníamos. Ocurriría lo mismo con el liceo de Nueva Helvecia a partir de 1951.
Se contaba que había puesto a prueba su carácter el recibimiento y homenaje al embajador Militon Drake, cuando visitó la escuela Nº 21 (hoy Wilson Ferreira Aldunate) que ella dirigía en Nico Pérez. El embajador inglés era, quizá, de los personajes más notorios de la diplomacia en el Uruguay, por su intervención en la batalla del Río de la Plata el hundimiento del Graff Spee.
En el momento de la ejecución del himno inglés al pasadisco se le rompió la cuerda e Isabel “obligó” al esposo de una maestra, que en un esfuerzo manual se cumpliera la ceremonia. Nunca el <<Good save the Queen>> sonó con tanta lentitud.
Los dirigentes nos fuimos a dormir sintiéndonos derrotados pero no vencidos dado la magnitud del adversario. En esto de luchar el que menos escarmentó fue José. Sin arriar banderas llegó a Ministro
– La sonrisa es el mejor antídoto para la pesadumbre.
Así íbamos perdiendo la inocencia.
Presencias en el afuera como estudiantes
Cuando el gobierno nacionalizó el ferrocarril en 1949, como una forma de cobro de la deuda contraída en la época de la guerra, se realizó una concentración ciudadana en la explanada frente a la estación, el 25 de agosto, los estudiantes también concurrimos. Más, tuvimos nuestro orador.
Aquellas palabras a cargo de Gualberto fueron publicadas posteriormente en Hacia la luz. No fue una expansión lírica como lo acusábamos en son de chanza que había hablado de “la policromía del paisaje” y otras lindezas. Decía en un pasaje: “Hoy que el Uruguay cumple casi un siglo y cuarto de la independencia política festeja también la conquista de un eslabón más de la libertad económica. Es la evolución lógica de un pueblo. Es la última expresión de la economía nacional que tuvo por primita: la nacionalización del Banco República, Frigorífico Nacional, Banco Hipotecario, Banco de Seguros, Usinas Eléctricas del Estado, Ancap.>> .
Si ya lo era se acrecentó, aún más el ferrocarril como fuente de trabajo calificado; absorbió mucha mano de obra. Nico Pérez, igual que 25 de Agosto, empezaron ser pueblos de ferroviarios. Llegó a tener algo más de doscientos empleados originarios de los dos pueblos. Muchos de los estudiantes terminaron desertando del liceo para integrar la administración y los empleos en máquinas o talleres.
Omar Moreira